martes, 22 de enero de 2013

Consejos para la practica del senderismo

Alguien que no haya practicado nunca Senderismo, lo describirá 
como un deporte sencillo de realizar y sin ningún riesgo. En la 
mayoría de los casos es así, siempre y cuando se respeten todas las 
normas. No en vano es en la práctica de esta actividad donde más
 accidentes se producen en la montaña y la gran mayoría de ellos
 están provocados por la excesiva confianza en nuestras
 posibilidades y por la falta de un equipo que se adecue a nuestras 
características.
A pesar de la sencillez técnica del senderismo, entraña una serie de
 riesgos que derivan del hecho de encontrarnos en un entorno 
natural al que nunca deberemos menospreciar.
Por todo ello es conveniente tener en cuenta los siguientes consejos:
Tener siempre presentes nuestras limitaciones físicas. 
No debemos sobrevalorarnos ni exigirnos esfuerzos de 
los que después podamos arrepentirnos.
En línea con el anterior punto, para la planificación de nuestra
 salida uno de los factores principales a tener en cuenta es 
el tiempo que ésta va a durar ya que de ello dependerá 
evidentemente el material que  necesitaremos y las exigencias
 físicas que deberemos tener.

Informarnos correctamente del camino a seguir antes de empezar.
Mantener un ritmo natural, sin forzarlo (salvo que resulte totalmente 
necesario). No conviene en ningún caso provocar una  
sobrecarga física.
Acomodar el ritmo al de los más “lentos”, para evitar su cansancio
 o la disgregación del grupo. Con este fin colocaremos a 
quienes van más despacio en primera posición.
Para hacer un cálculo aproximado del tiempo que nos va a llevar una 
caminata, debemos tener como orientación la cifra de 3/4 km/hora; 
en terreno llano y sin carga pesada. Sobre esto deberán tenerse 
en cuenta
 otros puntos como el desnivel (cuesta arriba el paso será más lento),
 el viento (que dificulta el andar), las paradas que se estimen 
necesarias…
En subidas y bajadas de gran nivel es conveniente caminar 
realizando
 zig-zag, lo que nos ayudará a aminorar el desgaste físico.
Considerar la época del año en que vamos a salir para determinar las
 características de nuestro equipo.
Intentar caminar por las sendas establecidas y no dejarnos tentar
 por los atajos que prometen ahorrar camino, casi siempre acaban 
pagándose  con un mayor esfuerzo.
Si no estamos bien informados de las posibles rutas, no nos 
aventuraremos
 por zonas desconocidas, teniendo en cuenta que en el monte
 es muy fácil 
 desorientarse.
No interrumpir las subidas con paradas continuadas que lo 
único que conseguirán será cansarnos aún más (haremos un 
esfuerzo cada vez que nos veamos obligados a reanudar la marcha).
Abrigarnos en las paradas. Durante la caminata tendremos calor y 
con seguridad preferiremos ir ligeros de ropa, a la hora de parar 
debemos ser conscientes de que puede cogernos el frío.
Beber líquido a menudo, para evitar la deshidratación.
Principalmente durante el invierno, aunque también en el resto 
de las estaciones, debemos poner especial cuidado 
a la hora de preparar nuestro equipo, teniendo 
en cuenta que un precioso día soleado puede convertirse en
 un día de niebla y frío en lo alto de la montaña.
En época de lluvias debemos evitar caminar por el curso de
 los ríos ya que nos podemos ver sorprendidos por una crecida 
repentina de las aguas.
Durante la temporada de caza conviene informarse sobre la 
posibilidad de que en la zona a recorrer se esté organizando
 alguna batida de caza.
Mucho cuidado con las cerillas, cigarrillos, hogueras… pueden
 convertirse fácilmente en el inicio de un incendio.
Respetar la flora y fauna que encontremos 
(hay que tener en cuenta que en 
numerosas ocasiones nos encontraremos con especies protegidas).



Respete la frase: 

“Llévate sólo tus fotos, deja sólo tus pisadas”.




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